Javier Torices

1968



Madrid, Spain

Javier began his training, learning basic skills, in his fathers art studio, Ramón González, disciple of Nicolás Prado López (Art Director of the arts & amp; crafts school of Granada). Javier Torices work is held within major collections, including an array of first place prizes, accolades and publications

 Taking into account two ranges of distinction when it comes to knowing why Javier Torices' painting catches and exerts a singular attraction on the viewer in such a serene and intense way at the same time. A place in time where our sense of touch plays with the present and that atavic principle that the sea always fosters in the deepest sensations of each person.

Two parallel ranges that has its convergence point in a person. Javier Torices, gives himself principles and structures of intervention on which his intellect acts. The sea is the same since the night of time and in painting only changes its patina. Javier Torices paints the sea and the water and its borders as one who knows the principle of treasures that are revealed in the place of the incomprehensible

Javier likes to challenge, not to brag. His ability to get personally involved, to reflect on what he is dealing with – reaching noteworthy conclusions – corresponds to his talent at resolving matters as well as ensuring the subject matter is congruent with the emotional side, what awards soul and depth to the painting.



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Javier Torices

(Español)

1968

Nacido en Madrid comenzó su formación, aprendiendo habilidades básicas, en su estudio de arte de padres, Ramón González, discípulo de Nicolás Prado López (Director artístico de la Escuela de Artes y Oficios de Granada). Javier Torices se lleva a cabo dentro de las principales colecciones, incluyendo una serie de premios, galardones y publicaciones del primer lugar

Teniendo en cuenta dos gamas de distinción a la hora de saber por qué la pintura de Javier Torices atrapa y ejerce para siempre una singular atracción sobre el espectador de una manera tan serena e intensa al mismo tiempo. Un lugar en el tiempo donde nuestro sentido del tacto juega con el presente y ese principio atavic que el mar siempre fomenta en las sensaciones más profundas de cada persona.

Dos rangos paralelos que tienen su punto de convergencia en una persona. Javier Torices, se da principios y estructuras de intervención sobre las que actúa su intelecto. El mar es el mismo desde la noche del tiempo y en la pintura sólo cambia su pátina. Javier Torices pinta el mar y el agua y sus fronteras como alguien que conoce el principio de los tesoros que se revelan en el lugar de lo incomprensible

A Javier le gusta desafiar, no alardear. Su capacidad para involucrarse personalmente, para reflexionar sobre lo que está tratando – llegando a conclusiones notables – corresponde a su talento para resolver asuntos, así como asegurar que el tema es congruente con el lado emocional, lo que otorga alma y profundidad a la pintura.

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